La verdad es que el título, desafortunadamente, contiene la realidad de mi situación respecto a la Fotografía. Me compré mi primera cámara fotográfica en Dubai (Emiratos Arabes) en un viaje de camino a Filipinas, en el año 1979. Al regreso, después de revelar la fotos, sentí una atracción hacia el mundo de la imagen fotográfica y empezó mi afición.
Al año siguiente, el servicio militar, me brindó la oportunidad de seguir haciendo fotos, pues tuve la suerte que el coronel del regimiento era un gran entusiasta de la fotografía y me otorgó el cargo de "fotógrafo oficial del regimiento", por lo que me pasé un año disparando fotos casi a diario, cosa que me proporcionó muchos conocimientos y a su vez dinero.
Al finalizar este periodo y de nuevo ya en casa, me enteré que en Barcelona se había fundado el "Club de la Imatge", un elenco de fotógrafos, profesionales y aficionados, que nos dábamos cita en un piso de la calle Provença, en pleno "Eixample" de Barcelona. Allí disponíamos de plató con una iluminación profesional, un laboratorio, una sala de exposiciones, un pequeño bar, donde se nos iban las horas charlando de fotografía y haciendo buenos amigos. Al cabo de unos 4 años el Club desapareció, supongo por falta de recursos económicos, y los amigos nos dejamos de ver, de hecho nuca más ha vuelto a saber de alguien del Club.
Me casé y arrinconé las cámaras que tenía por aquel entonces: Nikon FE, Nikon FM2, Zenza Bronica 4.5x6, con sus ópticas, laboratorio montado en casa de forma fija, etc.
25 años pusieron "tierra por medio" como se suele decir hasta que, hace seis años cometí el imperdonable error de vender todo mi equipo analógico y comprarme una cámara, también analógica, con dos ópticas, pero de enfoque automático, pues mi vista y mis reflejos habían cambiado. Una Nikon F100 y dos zooms fue todo el "equipazo" que conseguí con el cambio por todo lo demás. Cada vez que lo pienso me entra una mala leche indescriptible... pero bueno así son las cosas. Pasó el tiempo y cuatro carretes de color mal tirados, porque en casa las cosas habían cambiado. Me había casado por segunda vez, una hija completaba la familia y mi laboratorio de toda la vida se había convertido en una habitación para guardar trastos y otros enseres.
Hace dos años, llegó la revolución: me regalaron una Nikon D200 y empezó mi singladura en el mundo digital. Como soy un poco pijeras con las cosas, no he parado hasta tener una Nikon D700 con un zoom 14-24 2.8; un 24-70 2.8 y un 70-200 2.8 VR además de un 50 1.4.
Aunque he de reconocer que la entrada al mundo digital ha sido complicada, intento no escatimar esfuerzos con lecturas de libros, blogs, webs, foros, etc. todo lo que me ayude a desenvolverme en este complicado tema, al menos hoy por hoy para mi.
Ahora sólo me falta hacer fotos!!!!!!!
Salut.
Màrius.
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