A principios del S. XX, las familias burguesas adineradas, tenían por costumbre encargar a arquitectos y escultores de renombre, los últimos aposentos donde residirían. Es una maravilla pasear por alguno de los cementerios de Barcelona, en concreto el de Poble Nou, es un auténtico museo póstumo.
Todas las fotos hechas con una Hasselblad 501 C, objetivos: 50 mm, 80 mm y 150 mm. Filtros amarillo o rojo. Película Fuji Neopan Acros 100. Tirada a 80 ISO, revelada con D-76 casero. Escaneadas con un Epson V500 y pasadas por Photoshop para ajustar niveles y quitar algún pelillo.